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Construya su horno de leña con adobes, barro, refractarios


Horno de César García Yagüe, Alovera, Guadalajara

En primer lugar agradecer a todos aquellos que ofrecieron su conocimiento de manera altruista.
Que hoy tengamos un horno artesano en casa, es en buena medida gracias a ellos.
Me he divertido enormemente planeando su construcción, y está ofreciéndonos unas veladas esplendidas, entorno a los platos que salen por la puerta de ese rincón de fuego.
Mis saberes en albañilería solo alcanzaban a amasar cemento y poco más; así que os invito, a todos aquellos que tenéis espíritu emprendedor a hacer los bocetos de vuestro futuro horno artesano, no os arrepentiréis os lo aseguro.

Un saludo artesanos!

César García Yagüe, Alovera, Guadalajara, 29-10-2008

 
El espacio del que disponía era de un metro cuadrado y a partir de ahí me elevé con bloques hasta los 110cm de altura , la base del horno está hecha con rasillón y ángulos de hierro, coronada con una pequeña solera de hormigón de 4 cm y reforzada con algo de ferralla (opcional)

 
La planta de la base tiene forma de diamante, sobre ella dibujé un círculo de 80cm,
Fijé la puerta prefabricada y construí el arco de basalto para darle un toque rústico.

 
En el centro del círculo fijé una anilla con un taco aquí anudé la cuerda maestra que usé luego para hacer la bóveda.
Subí 4 filas de ladrillo refractario partidos al centro, rodeando esa silueta, empleé mortero refractario, caro pero muy resistente al calor, que evita cualquier tipo de grieta.
Eché vidrios rotos y los cubrí con sal, el grueso de esta capa de vidrio y sal es igual al de la primera fíla,

 
Sobre la sal simplemente deposite los ladrillos refractarios que formaron el suelo del horno, sin cemento ajustando bien los cortes.

 
A partir de la cuarta fila y sirviéndome de la cuerda maestra comencé a inclinar los ladrillos, y fila tras fila la bóveda fue cerrándose, me pareció mucho mas complejo antes de hacerlo os lo aseguro, con este método la bóveda se cierra sola.

 
Como imaginaréis hay un momento en que la inclinación es tal, que los ladrillos se caen, para esto me ayude de un pequeño encofrado hecho de madera, con la forma de platillo volante, basta con ir depositando los ladrillos sobre él, con paciencia cerramos la bóveda completamente.

 
Dejé secar la obra y luego retiré el encofrado. Forré después con lana de roca y tela de gallinero, a continuación directamente con mis manos y unos guantes resistentes a la humedad, enfosque con cemento, dejé secar y volví a enfoscar logrando un acabado esférico.

 

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