Horno de asar en Navas de
Riofrío (Segovia-España)
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CONSTRUCCIÓN
No creo necesario advertir de la necesidad de
tener a mano reglas, nivel, cordel, etc para que al llegar a la base del horno ésta se encuentre
perfectamente horizontal. Y que cada uno de los pisos haya fraguado antes de iniciar el superior. De otra forma nos
exponemos a construir un tobogán que ni los corderos ni los cochinillos podrán disfrutar por haber pasado
a mejor vida.
Tampoco creo necesario recordar que durante el
fraguado de cada elemento es necesario regar con lluvia fina un par de días para evitar que se arrebate el
cemento.
1.- Cimientos: Tras quitar la hierba he
construido una base de hormigón de veinte centímetros con el fin de evitar futuros asientos que podrían producir
grietas.
Esta base debe ser rectangular y no cuadrada,
de forma que la parte delantera de la futura construcción sobresalga de la cúpula al menos treinta
centímetros. Yo no lo hice así y tengo dificultades para sacar las bandejas calientes y dejarlas fuera mientras
manipulo el asado.
Mi cúpula tiene un diámetro interior de 1,10
cm. Si la volviera a hacer le daría 1,20 cm porque la holgura de las bandejas que luego se metan es muy
conveniente para manejarlas bien y evitar quemaduras en las manos.
Con 1,20 pueden asarse cómodamente dos
corderos recentales si tener que andar maniobrando con lasbandejas.
2.- Leñera: Sobre esta base he levantado tres
muretes paralelos de hueco doble y de unos 40 cm. de altura para guardar la leña (o bandejas,
herramientas del horno, etc.) El muro de la casa a la derecha hace las veces de un cuarto murete de la leñera, por lo que
no hay necesidad de construirlo.
Estas leñeras las cubro con rasillones
largos, bordeados por rasillas puestas de canto de forma que hagan una caja abierta por encima.
Lleno esta caja de una mezcla de tierra
arcillosa y ceniza, que mojo y aprieto hasta que quede muy firme.
Cuando ya está muy firme pongo encima una
capa de ladrillos refractarios sin mortero. Es decir, a capón. Las llagas que quedan entre los ladrillos se
taparán por sí solas con las propias cenizas que produzca el horno. Así se evita que las dilataciones por el calor
puedan dislocarlos. Solamente recibo con mortero los ladrillos de esta base que van a quedar fuera de la
cúpula, a fin de fijarlos debidamente y que no se muevan.
3.- Cúpula. En las tres cuartas partes de su
altura está formada por ladrillos refractarios en asta, recibidos con cemento refractario sin dejar espacios entre
ellos. Para colocarlos, trazo en la base una circunferencia con una tiza. En el centro de la circunferencia clavo
un cordel, al que hago un nudo en el extremo del radio de la circunferencia y otro nudo a una distancia
desde el primer nudo igual a la longitud de los ladrillos que voy a emplear. Este cordel me sirve para situar los
ladrillos y darles la inclinación necesaria. Para darles esta inclinación pongo debajo de la parte del
ladrillo más alejada del centro un pegote de cemento refractario y aprieto hasta que el ladrillo tenga la
inclinación que exige el cordel; cuando el pegote ya ha fraguado termino de rellenar la grieta que deja el pegote.
Dejo sin poner ladrillos en la parte delantera
donde irá la boca del horno.
Cuando la cúpula está muy alta resulta
difícil seguir trabajando de esta forma ya que cada vez es mayor la V que forman los ladrillos. Por esta razón
remato el horno con la siguiente chapuza: Corto un círculo de madera de una superficie igual a la parte de cúpula
que aún queda abierta y tapo con él dicha abertura. Esta tapa la sostengo por abajo con ladrillos apilados o
cualquier otro objeto, que retiraré del interior del horno una vez terminada la cúpula.
Con papel de periódico mojado hago una
especie de masa con la que doy forma y relleno lo que queda vacío en la parte interna de la cúpula y sobre esta
base completo la bóveda con trozos de ladrillos rotos y cemento refractario, de
manera que la parte externa
de la semiesfera quede perfectamente terminada.
5.- Termómetro: Es necesario que llegue a los
500 grados. Su vástago se introduce en el cemento refractario entre dos ladrillos, de forma que el sensor no
llegue hasta la propia cámara, sino que quede tapado al menos un par de centímetros. Creo que lo
interesante no es medir el calor del fuego sino el calor de la fábrica.
6.- Boca: La foto engaña ya que la puerta
oculta la boca real del horno. Es una puerta que he aprovechado de un viejo horno de panadero mucho más grande.
En realidad, la apertura es rectangular, de 35 x 25 cm aproximadamente. Cuanto menor sea la boca
menos pérdidas habrá de calor pero también será más difícil manejar las bandejas.
La realizo con ladrillos en asta dejando en el
centro de la parte superior una abertura donde enchufaré la chimenea. Conviene que la chimenea esté en la
parte delantera par que el aire que entra por la puerta haga un rizo en el interior del horno y distribuya el
calor de forma uniforme. Asimismo dejo una raja para introducir una pieza de hierro colado (que obtuve de una
vieja cocina de carbón) para regular o cerrar el tiro. Cuando el horno deje de echar humo conviene cerrar el
tiro y la puerta para evitar las pérdidas de calor.
Luego remato con ladrillos vistos esta parte
frontal para darle una forma elegante.
Tras esto, puse a la base de la cúpula un
corsé de ladrillo y mortero de unos 15 cm. de altura. No se si sirve para algo, pero he creído que es una forma de
evitar que se abra
7.-Concluida la obra la revoco con una mezcla
de cemento blanco (1 parte) arena de río (2 partes) y arena roja de miga (tres partes) con lo que consigo un
color rústico agradable. Lo talocho de forma basta y cuando empieza a tirar le doy rugosidades con una
espátula dentada y un periódico. Finalmente coloco la chimenea y su caperuza y la sujeto a la pared de la casa
con un tirante de hierro.
8.- No se debe encender hasta que esté bien
fraguado (mínimo un mes). Y los calentones deben ir en aumento hasta el cuarto encendido, de forma que las
dilataciones se vayan acoplando. Las partes próximas al fuego no deben estar armadas con hierro, que tiene una
dilatación muy suya. Sin embargo, entre la cúpula y su revoco externo si puede colocarse una malla de
gallinero a la que se dará la debida forma, porque es una forma de prevenir grietas que, aunque no afectan al
funcionamiento, pueden permitir la entrada de agua en el revoco e irlo deteriorando con las heladas. Con el
revoco bien hecho no es necesario poner techo al horno. Yo lo he situado simplemente bajo un emparrado que da
alegría al vino con casera.
MANEJO
1.- Conviene tener unos guantes de obra y no
trabajar con lentillas porque en los hornos de asar el calor es un cabrito.
2.- El mayor calor se consigue con la llama.
Por esto es conveniente que todos los desechos del jardín (hierba, maleza, etc) se dejen secar extendidos (para
que no se pudran) y amontonarlos una vez secos cubiertos por un plástico, ya que darán muy buena llama. A mi
el horno me ha solucionado la limpieza de mi jardín.
No debe utilizarse restos de madera aglomerado
ni nada que contenga plásticos ni productos raros, porque eso de que el fuego purifica es un camelo.
Si se va a aprovechar el horno para muchas
cosas sucesivas, conviene que o lo primero sea el pan, que es lo que necesita mayor temperatura y utilizar al
final del encendido leña de encina cuya brasa dura bastante. La brasa, antes de meter las fuentes, se
empujará al perímetro del horno.
3.- Las fuentes deben ser de barro ya que el
metal puede torrar la parte baja de los asados. El pan si puede colocarse en bandejas de metal untadas de
harina y grasa comestible.
4.- Hay que procurarse una pala larga de
panadero (mejor de hierro), un hierro largo terminado en gancho, y un escobón viejo. Opcional unas tenazas
largas de chimenea.
Las zarzas y maleza pueden introducirse en
grandes dosis con un tridente de labrador.
5.- Hay que tener a mano un porrón de vino de
caño muy fino, con vino joven y casera muy fría, ya que el maestro asador no debe ingerir bebidas más
fuertes cuando está de servicio. No conviene poner aperitivos abundantes, porque es una forma de sabotear el
asado. Al cabo de la cocción (dos horas y pico por término medio) nadie tendría apetito.
6.- Las mujeres deben estar excluidas de la
tertulia que se forme al rededor del horno, por lo propensas que son a dar consejos en materia culinaria.
Porque es muy conveniente equivocarse por uno mismo las primeras veces. En compensación, les reservaremos los
mejores bocados; y les permitiremos que alaben nuestros guisos, que sin duda serán muy sabrosos una
vez que, tras los primeros e inevitables fracasos, hayamos conocido bien nuestro horno. Cualquier horno
es bueno cuando se conoce bien.
Antonio Rato. Aprendiz de asador.
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de cordero
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